jueves, 25 de octubre de 2012

Carballo, tierra y agua de Bergantiños

El roble, en gallego carballo, que da nombre a Carballo, uno de los pocos topónimos que la wikipedia no se empeñó en castellanizar. ©F.J.Gil.
Carballo es uno de los municipios más grandes en extensión de la provincia de A Coruña. Algo más de 186 kilómetros cuadrados. Sus 31.300 habitantes lo han convertido en el undécimo municipio más poblado de Galicia. Capital de la comarca de Bergantiños, Carballo se encuentra a 41 kilómetros de A Coruña y a 45 de Santiago. El vínculo con la capital provincial viene de antiguo. Hoy existe una autopista de peaje que pone en menos de 25 minutos a cualquier visitante que quiera desplazarse a Carballo desde la ciudad herculina. Pero en el pasado se luchó durante décadas por conseguir, primero un ferrocarril y luego un tranvía, que enlazase ambas localidades. Ninguna de las dos opciones prosperaron, pero sí un trolebús, que fue, durante su existencia, el que mantenía un recorrido más largo en toda Europa.
 
Ninguno de estos hechos, la alta demografía y la demanda de buenas comunicaciones fueron sin motivo. Carballo cuenta con un valle fértil, donde todavía es frecuente ver tierras cultivadas, por ejemplo, por sembrados de patatas que rivalizan en calidad con las mejores de Galicia. Su calidad agrícola y su costa son dos de los factores determinantes de su riqueza. Otro, es su tradición comercial. Como capital de una comarca muy dinámica. Las Ferias de Carballo todavía hoy siguen teniendo gran relevancia. La villa cuenta con un trazado urbano de gran vitalidad en el que no faltan calles peatonales, zonas comerciales y espacios de recreo.
 
No podemos olvidar que Carballo, además de comercial y agrícola, es una villa termal. La más importante de la provincia de A Coruña. Sus Baños Viejos están a punto de cumplir 200 años, lo que lo convierte en uno de los balnearios más antiguos de Galicia todavía en activo. Baños viejos de Carballo. Su nombre podría hacernos pensar que hay otros baños más modernos.  Lo cierto es que si los hubo, no sobrevivieron. Eso sí pese al nombre, Baños Viejos, el balneario está puesto a la última.
 
Las aguas, en Carballo, son importantes en todos los sentidos, y no solo las termales. Pensemos, por ejemplo, en sus ríos. El Anllóns cruza la villa y da lugar a espacios de esparcimiento y paseo. Pero si queremos un entorno más agreste y que el paseo se convierta en una saludable ruta de senderismo con sorprendentes imágenes, debemos realizar la ruta das Férvedas.
Las Férvedas
 
La cascada o férveda de Rús. ©F.J.Gil
En Rús, se encuentra la Férveda de Rús, su desnivel de treinta metros, producido por una falla es sorteado por el agua del pequeño río formando una cascada y un entorno de gran belleza. Muy cerca está la iglesia parroquial, construida entre los siglos XVII y XIX, tiene una planta y esencia barrocas, pero presenta igualmente trazas neoclásicas.
 
A pocos kilómetros, que se pueden realizar dando un paseo siguiendo el itinerario de esta ruta, se encuentra la capilla de San Paio, con su cruceiro y su atrio a partir del cual se desenvuelve una pequeña aldea. El camino nos conduce enseguida a las orillas del río Outón, un paisaje umbrío jalonado por todas las especies arbóreas que son propias de un bosque de ribera. El murmullo del agua que nos acompaña se va acrecentando, de manera que el oído nos advierte poco a poco, de la escena que nos aguarda al traspasar la última curva:
 
Férveda de San Paio, en el río Outón. ©F.J.Gil
Allí, encontraremos una espectacular cascada. Espectacular en altura, pues son cuarenta metros de caída, unas veces libre, otras lamiendo las rocas que poco a poco, pero de manera inexorable, se desgastan por la fuerza del impacto del agua.

Ya solo por esta imagen merece la pena visitar Carballo. Pero, claro. Este municipio, a las puertas de la Costa da Morte, todavía nos depara grandes y gratas sorpresas.
 
Por ejemplo, conocer el árbol que da nombre al municipio. Se encuentra en la parroquia de san Xoán de Carballo y es un roble, un carballo, centenario y de impresionantes proporciones.
Muy cerca está el pazo de Vilardefrancos. No es el único de la villa, pero constituye un ejemplo paradigmático de la calidad de las casas hidalgas de estas tierras. Documentado ya en el siglo XVII, su trazado es a la vez sobrio y señorial, dominando un entorno de fincas y bosques que seguramente estaban bajo su dominio en el pasado. El escudo nos desvela algunos de los linajes con los que estuvo relacionado este pazo: Moscoso, Pardiñas, Figueroa y, por supuesto, Vilardefrancos.
 
Si quisiéramos hacer un viaje al pasado más remoto, la arquitectura en su versión más primigenia está representada por el Dolmen de Pedra Moura. La cultura megalítica tiene en toda la comarca numerosos vestigios, lo que pone de manifiesto que ya desde el alba de los tiempos, el hombre eligió estas tierras para asentarse en ellas, por su calidad y fertilidad.
 
Y si quienes vienen a Carballo lo hacen muchas veces buscando salud en sus aguas medicinales, hay otros que recurren a la leyenda para conseguirla. Entonces se dirigen a la capilla de San Sadurniño, san Saturnino, a cuya vera se encuentra una singular piedra, con un singular pero muy gráfico nombre: a Pedra do Cú. Dice la tradición que quien se sienta en ella puede librarse de los hemorroides.
 
Playa de Razo, lugar idóneo para la práctica de deportes de viento y agua. ©F.J.Gil
La visita no puede concluir sin acercarnos a la costa. Pues, aunque la villa, que reúne la mayor parte de su población, está situada en el interior del municipio, el litoral atlántico de Carballo es digno de una excursión que nos podría llevar un día entero. O más, si lo que queremos en practicar deportes como el surf, windsurf y otras actividades. Las playas de Razo y Pedra de Sal abren numerosas posibilidades que pasan por un simple baño, tomar el sol, comer en un pequeño restaurante de la playa, o lanzarse a la aventura de subirse a un ala delta, o hacer surf y windsurf.
 

La laguna interior de la playa de Baldaio. ©F.J.Gil.
En Razo, se extiende uno de los espacios marítimos más singulares de Galicia. Calificado de Importancia Comunitaria, el conjunto formado por las marismas, la laguna y las dunas de Razo-Baldaio representan un verdadero paraíso. Paraíso para las aves que utilizan este espacio como lugar de tránsito en sus migraciones inter continentales. Para otras, que han decidido instalarse aquí de manera permanente. Pero también para anfibios, mamíferos, reptiles… y también para una flora endémica que forma parte del paisaje y lo moldea, frenando el impacto del viento sobre los kilométricos arenales.
 
 
Razo-Baldaio muestra la naturaleza en su lucha perpetua: el océano que moldea la costa y la arena que suaviza la fuerza de uno de los mares más bravos que encontraremos en Galicia.
 

La gastronomía de Carballo sería mucho menos sin su pan. ©F.J.Gil
Que nos queda por conocer de Carballo? Lo primero, descubrir su gastronomía, basada en esta riqueza de su mar y su tierra. Y dentro de la gastronomía, no podemos olvidar su pan. Las panaderías de Carballo trabajan de manera incansable para producir uno de los panes con más demanda en toda la provincia de A Coruña.
 
 
Carballo ofrece tantos atractivos que la primera visita que hagamos es posible que se convierta solo en eso. En una visita de descubrimiento, para luego volver a pasar un fin de semana, una semana o incluso unas vacaciones. Y, desde luego, para repetir. Queda pendiente un regreso para hablar de su balneario y otro para desgranar ese singular y bellísimo espacio natural que forman las dunas, la marisma y la laguna de Baldaio.

viernes, 19 de octubre de 2012

Melgaço, el Portugal más norteño


Pabellón de bebida del balneario do Peso en Melgaço. ©F.J.Gil
Hoy os propongo una visita al Balneario do Peso, en Melgaço. Para llegar a nuestro destino, si el viaje lo hacemos desde Galicia, el camino más cómodo es llegar hasta Arbo (Pontevedra), cruzar el puente internacional y emprender el camino directo hasta el parque de las termas. Si el viaje se hace desde Ourense, hay una opción más larga, pero al mismo tiempo más bonita. Seguir la carretera de Cortegada, luego continuar hasta el Concello de Padrenda y cruzar la antigua frontera de San Gregorio.
Para los viajeros que hagan la ruta desde Portugal, el punto de referencia será Valença do Minho y desde esta localidad, seguir la carretera que discurre por la orilla izquierda del Miño, río arriba, pasando primero por Monça͂o y finalmente llegaremos a Melgaço.
 
Melgaço es un municipio extenso, casi 240 km2 que supone el inicio de la raya seca entre Galicia y Portugal, ya que, si bien una parte de su frontera lo es con el Miño por medio, a partir de la frontera de San Gregorio se extiende una zona montañosa que llega a superar los 1300 metros sobre el nivel del mar. Cuenta con una población de algo menos de 10.000 habitantes y, para los amantes de los hitos, Melgaço cuenta con dos: es el municipio más septentrional de Portugal y en su parroquia de Castro Laboreiro se encuentra la aldea de Curral do Gonçalo que según la CIM TV es la aldea poblada a más altitud de todo Portugal (podéis ver el reportaje pinchando aquí).
Las Termas de la Quinta do Peso se encuentran en un parque de frondosa vegetación y disfrutaban, en el pasado, del apoyo de una infraestructura hotelera compuesta por el Grande Hotel Aguas de Melgaço, Grande Hotel do Peso, el Hotel Rocha y la pensión Boavista. Es de destacar este hecho en una localidad de muy pocos habitantes, muy alejada de todo el entramado urbano portugués, en el extremo septentrional de la región del Alto Miño y con una importante competencia de balnearios en un radio de menos de cincuenta kilómetros (Cortegada, Caldelas de Tui, Monça͂o). Sin embargo, la naturaleza de estas aguas es singular, tanto en la zona como en toda la eurorregión, ya que resultará muy difícil encontrar en este ámbito geográfico aguas bicarbonatadas cálcicas, cuando lo normal es que sea el azufre el principal componente, especialmente en las hiper y mesotermales, y el bicarbonato sódico en las frías.
El visitante encontrará en la Quinta do Peso las antiguas instalaciones termales y la planta de embotellado, que después de un tiempo de inactividad ha vuelto a comercializar sus aguas minerales en envases de 25 cl desde 2003.
Paseo por el parque de las termas que finaliza en el pabellón de bebida de la Fonte Nova. ©F.J.Gil.
Este balneario fue muy reputado en el pasado para el tratamiento de la diabetes y la insuficiencia hepática. De hecho, más del setenta por ciento de los agüistas llegaban para tratarse de lo primero y algo más del diez por ciento para lo segundo. En temporadas, la concurrencia pasaba del millar de inscripciones, siendo julio el mes con más usuarios. La captación y venta de aguas embotelladas comenzó en 1885 y la autorización para instalar un balneario data de diciembre de 1893. La concesionaria de estas aguas es la empresa Vidago, Melgaço & Pedras Salgadas (VMPS), hoy integrada en la corporación alimentaria UNICER. El parque se encuentra en la actualidad bajo la tutela de la Cámara Municipal, que ha emprendido una labor de recuperación del parque termal que en el pasado tanta actividad promovió en la zona. Hoy día el mayor atractivo de los visitantes lo constituyen la gastronomía y el vino. De lo primero, no faltan en temporada las buenas lampreas, que elaboran al modo bordelés, al igual que en la orilla gallega del Miño, ni tampoco el bacalao, que sigue siendo el gran benefactor de la gastronomía portuguesa. De lo segundo, conviene recordar que estamos en tierras de los Vinhos Verdes y que hay pequeñas bodegas que elaboran en esta zona tanto blancos como tintos. Los amantes del albariño, podrán disfrutar de la versión portuguesa de ese monovarietal, el alvarinho.
En los alrededores tenemos visitas interesantes como el Castillo de Melgaço, en pleno centro urbano y el de Castro Laboreiro, a más de mil metros de altitud. Ambos han sido declarados monumentos nacionales.
 
Las aguas
Pero volvamos a las aguas. Son aguas de mineralización fuerte y sabor muy agradable. Bicarbonatado cálcicas, ferruginosas, silicatadas emergen con una importante presencia de gas carbónico disuelto en las mismas. Dos fuentes surten el establecimiento y la planta de embotellado: Principal y Nova, con una ligera variación de temperatura (16,1º y 15,7º respectivamente) y también algunas diferencias en cuanto al grado de mineralización y la presencia de gas disuelto, siendo mayor para ambos parámetros en la “Nova”.

 

 

 

jueves, 11 de octubre de 2012

Bidueiral de Montederramo, un bosque nórdico en la Galicia meridional

La Serra de San Mamede acoge el Bidueiral de Montederramo. ©F.J.Gil
Montederramo tiene numerosos lugares de interés, de gran valor arquitectónico, pero lo que nos mueve a llegar aquí es acercarnos a las estribaciones de la Serra de San Mamede para conocer el mayor y mejor conservado bosque de abedules que se encuentra en Galicia, una verdadera singularidad ambiental, pues esta especie prospera formando bosques en zonas mucho más septentrionales. El abedul está presente en las tradiciones, la industria y la artesanía en los países nórdicos, desde la península de Escandinavia hasta Siberia.
 

Su corteza blanca llama especialmente la atención, tal vez como un reclamo para sus múltiples aplicaciones tantas veces utilizadas en el pasado: construcción de canoas, zuecos, cuerdas... su madera se talla en Rusia para hacer las tradicionales "matrioskas" y del aceite  que se extrae de sus ramas y corteza se obtienen pomadas cicatrizantes y  una esencia con la que curtir pieles, además de otras muchos productos.
Los líquenes se desarrollan gracias a la pureza del aire. ©F.J.Gil.
 
Nos movemos entre los 900 y los 1.600 metros de altitud sobre el nivel del mar. La pureza del aire es extraordinaria y se manifiesta con el desarrollo de líquenes en las ramas de los árboles, lo que les confiere un aspecto venerable.  El bidueiral de Montederramo dispone de senderos para realizar a pie, a caballo, y hasta algunas zonas puede llegarse en coche. Pero es mejor desprenderse de él para no perturbar un silencio que solo rompe el viento al rozar con el follaje de este bosque. Además de una importante concentración de abedules, esta zona declarada de interés comunitario, cuenta también con importantes contingentes de acebos y robles de distintas variedades. El paisaje se nutre de una fauna en la que reina el águila por los cielos, pero también hay azores, gavilanes y, si no alteramos mucho la paz del bosque, podremos descubrir ardillas, cérvidos, jabalíes… y en los arroyos, tritones y otros anfibios.
 
Cómo llegar:
 
Para viajar hacia Montederramo el mejor camino es coger, desde Ourense, la carretera de Trives, la C536, antigua carretera a Ponferrada. A poco más de 35 kilómetros de salir de la capital de la provincia, después de pasar por Vilariño Frío, nos encontraremos con un pequeño ramal por la derecha que nos lleva directamente al núcleo urbano de la capital municipal. Un municipio de gran extensión, nada menos que 137 kilómetros cuadrados, pero con muy poca población: apenas alcanza el millar de personas, de las cuales la mayor parte viven en la capital municipal. Desde el pueblo, hay indicaciones para llegar hasta el Bidueiral.
 
Paisaje del bosque de Montederramo en invierno. ©F.J.Gil.